martes, 15 de abril de 2008

Se acerca el 8 de abril

Publicado el 6.04.08 en el blog del P. Juan Masiá

Se acerca el 8 de abril, Festival de las Flores, que celebra el nacimiento de Buda. Para el mundo cristiano es Pascua florida. Reunidos en paraliturgia común, budistas y cristianos, hemos hablado sobre la Vida y la Luz del mundo.

En el Prólogo de san Juan, la “Vida es luz para la humanidad". En el Sutra del Loto, brotan rayos de luz de la frente del Buda, a quien se llama Vida eterna.

Ambas espiritualidades coinciden en decir que de la vida siempre brota luz, aunque no siempre de la luz brote vida. La luz de la verdad abstracta no vivifica. La vida eterna divina sí produce luz. El camino interior va de la vida a la verdad, más que de la verdad a la vida. El ardor de la bondad que da vida precede al resplandor de la verdad que encandila...

Reunidas en comunidad personas budistas y cristianas, hemos leído en voz alta el capítulo primero de san Juan. Como primera lectura, nos sirvió el siguiente texto del Sutra del Loto:

Desde que alcancé la iluminación
transcurrieron ya siglos infinitos.
Proclamé sin cesar la enseñanza del Dharma
para enseñar y guiar
a un sinnúmero de seres
a la sabiduría de la iluminación.

Con el fin de salvarles a todos
me manifiesto como extinguido,
cual recurso de salvación.
Pero, en realidad, no me extingo: permanezco.
No estoy en la otra orilla, sino aquí,
entre vosotros, anunciando
día a día el mensaje del Dharma.
Dirigiéndome al mundo entero,
así mi oráculo proclamo:
He aquí que para siempre
habito entre vosotros.
No he desaparecido,
aunque usando estrategias salvíficas
a veces me presento como extinguido
y a veces como no extinguido.
Con mi poder divino permanezco
en este monte por siglos infinitos
y habito, a la vez, en innumerables lugares.
Veo a todos los vivientes
sumidos en un mar de sufrimiento.
Por eso no me muestro como soy,
sino que incito a que me añoren,
para que se revele el Dharma
cuando despierte el anhelo.

Sin cesar me pregunto:
¿Cómo me las arreglaré
para salvarlos a todos,
a todos sin excepción?
¿Cómo haré para que todos entren
por el sendero sublime que conduce a la meta
de convertirse en Buda?

(Del libro: El Dharma y el Espíritu, Conversaciones entre un budista y un cristiano, por J. Masiá y K. Suzuki, PPC, 2008, p.148)

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